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Entre la culpabilidad y hacer de la contradicción virtud

emociones

Entre las motivaciones que nos llevaron a dar los primeros pasos en esto del consumo consciente encontrábamos, en el número anterior, una variada amalgama: curiosidad, insatisfacción, inquietud social o ambiental, cabreo, responsabilidad y por qué no, la sensación de culpabilidad o contradicción. En esta entrega queremos compartir vivencias en torno a estas dos últimas, quizás incómodas compañeras de viaje. Qué hacemos con ellas: aceptarlas, autoengañarnos, convertirlas en motor para la búsqueda de alternativas...

¿QUÉ NOS DICE LA PSICOLOGÍA?
Según la Psicología, la culpabilidad se desarrolla ante una constatación de contradicción entre nuestros valores-conocimientos y nuestras acciones o decisiones. Ante dicha contradicción, de la que podemos encontrar infinidad de grados, existen tres polos entre los cuales basculan nuestras reacciones: impunitivas (las cosas son como son, no se puede hacer nada), extrapunitivas (la culpa es de terceros: políticos, empresas, los “otros”...) o bien intrapunitivas (asumimos toda la culpa nosotros). También nos dice que existen formas de pensamiento que facilitan el sentimiento de culpa y su mala gestión: un pensamiento polarizado (pensamos que las cosas son buenas o malas y no admitimos el término medio), negativo (sólo tenemos en cuenta los detalles negativos y además los magnificamos), rígido (nos basamos en un sistema de normas estricto), sobredimensionado (asumimos desproporcionada responsabilidad sobre lo que ocurre a nuestro alrededor) o perfeccionista (alto nivel de exigencia sobre nuestros actos).

En general la Psicología nos indica que los sentimientos incómodos o de desasosiego son parte de nosotros y la clave, más que en evitarlos, está en afrontarlos. Una mala gestión del sentimiento de culpabilidad puede venir acompañada de actitudes de pasividad así como de indefensión o docilidad ante alguien o algo que pueda, o al menos te haga creer, que puede redimirte.

Según las teorías del aprendizaje, la contradicción no tiene porqué desarrollar necesariamente un sentimiento de culpabilidad, sino que puede ser un poderoso motor de cambio, de búsqueda, de construcción, de autoconocimiento... algo que corroboran algunas de las vivencias que encontraréis en las páginas siguientes.

LA VISIÓN DEL CRIC: ¿LA CULPA COMO MOTOR DEL CAMBIO?
Todos hemos cogido el coche aun en ocasiones en que teníamos alternativas más sostenibles., y vivimos en un contexto de contradicción estructural, en el que los mismos que te dicen que estamos provocando un catastrófico cambio climático te amplían los aeropuertos y te incitan a pasar el fin de semana en Londres.

¿Cómo conseguir que esas contradicciones no degeneren en una pesada culpabilidad sino que sirvan para algo? La culpa, como hemos visto, nos incitaría a buscar alivios rápidos y directos o a asociar el consumo consciente con algo parecido a una versión moderna del pecado y la redención: “Planto un árbol para compensar todo lo que monto en avión”. Además, tal como explican algunas teorías de la Psicología, movilizarnos desde la culpa derrocha mucha energía emocional y genera actitudes carentes de análisis propio y por tanto de la participación e iniciativa social que necesitamos.

En dicha búsqueda resulta ilustrativo como nosotros fuimos prefiriendo hablar de consumo consciente y transformador que de consumo responsable. Veíamos que la fina barrera entre ser “responsable de” y ser “culpable de” podía inducir a un enfoque del consumo responsable muy ligado a la culpabilidad.

No se trata de cargar en un plano personal con la culpa de problemas estructurales del modelo socio-económico, ni de pretender ser consecuentes en todas y cada una de nuestras acciones. Desde el CRIC buscamos hacer de la contradicción virtud: en vez de vivirla como una “acusación” a nuestra incoherencia, vivirla como una oportunidad para detectar por dónde ir haciendo cambios, tanto personales como colectivos, y hacerlos de una forma y a un ritmo que nos proporcionen sosiego y satisfacción.

 

Citas de las personas entrevistadas en respuesta a la siguiente pregunta:

En tu proceso, ¿el sentimiento de culpabilidad ha jugado algún papel? ¿Cómo lo has gestionado?

Beti, 35 años, Vigo
Licenciada en ciencias del mar
Creo que no, fue un proceso gradual que continúa aún hoy creciendo, voy cambiando hábitos según lo reflexiono, y sintiéndome más a gusto casi instantáneamente…  

Toni, 29 años, Bilbo
En breve volveré a Galicia para vivir en (y del) campo con un@s amig@s. Me gusta jugar al fútbol, el sexo, bailar, cantar...
SÍIIIII!!! Durante años tenía una visión muy moralista del tema. Cada acto lo valoraba como bien o mal, Debía ser insoportable para quienes me rodeaban... era muy perfeccionista y poco flexible. A veces me volvía loco a dar vueltas para hacer la compra correcta. Mi vida, las cosas que me gustan y los topetazos contra la realidad han ido cambiando mi visión del consumo consciente, que ahora es mucho menos moralista, como he dicho, más flexible, más lúdica. 

Rakel, 39 años, Gasteiz
Trabajo en una ONGD. Aspiro a una vida más tranquila y sencilla
Sí, a veces. Mi manera de gestionarlo es aceptar el mundo en el que vivo. Más del 80% de mis compras y otros servicios las hago conscientemente, en el pequeño comercio, empresas y producción local.... Sería feliz si la gente en general pudiéramos llegar al 50% de consumos conscientes, el mundo mejoraría mucho.

Mariel, 30 años, Barcelona
Socióloga, asesora de asociaciones juveniles y metida en unas cuantas asambleas

En ocasiones me he llegado a sentir fatal-fatal. Pienso que es casi inevitable, y que a veces puede ser un incentivo para tomar conciencia y hacer cambios personales. Pero a la larga no funciona, no me parece nada sostenible y no creo que alimente el cambio social que me creo, al menos para mí misma. Normalmente me autojustifico, y si se presta, pienso sobre el porqué de ese consumo concreto y cómo podría hacerlo de otra forma, si es posible, si no lo es, etc. Pero creo que el CCT tiene que servirme precisamente para reducir ansiedad y sentirme mejor en general, así que las culpabilidades intento evitarlas.

Jaume y Carme, 62 y 56 años, Barcelona
Jubilado muy ocupado y enfermera, gran lectora con ganas de jubilarse
Lo que juega un papel para nosotros es la responsabilidad.

Sylvain, 32 años, Francia/Barcelona
Albañil
Consumo conciente por placer, el consumo superficial es frustrante. La simplicidad es placentera.

David, 36 años, Cornellà (Barcelona)
Era veterinario, ahora soy vendedor de ciencia virtual, una pieza más del sistema
Sólo al principio de planteártelo, pero cuando te das cuenta de que en general es más caro y complicado ser consciente y responsable, se te pasa. Lo he gestionado pensando que no hay que preocuparse demasiado, uno solo no puede cambiar el mundo, así que si me resulta sencillo hacer CCT lo hago pero si me tengo que complicar la vida, paso (consciente e irresponsablemente).

Amaranta, 26 años, Valencia/Barcelona
Socióloga, violinista y aprendiendo shiatsu
Otras culturas aceptan más fácilmente las paradojas y las contradicciones humanas. Pienso que si te crees que eso del CCT merece la pena, que quieres meterle energía, ganas e ilusión, también tienes que tener claro que todos tenemos límites y contradicciones y que estos elementos también forman parte del proceso.

Ricardo, 31 años, Vallecas (Madrid)
Filólogo y fisioterapeuta
Más que sentimiento de culpabilidad es de “rabia” o “impotencia”.

 

Citas de las personas entrevistadas en respuesta a la siguiente pregunta:

¿Algún hábito consumista que quieras compartir?¿Cómo gestionas las contradicciones?

Jorge, 30 años, Madrid
Pasando de la educación ambiental al shiatsu
A veces los libros, que me pierden. Las contradicciones las gestiono desde la aceptación. Aunque a veces me cabreo conmigo mismo y/o con la estructura-sociedad-sistema que me lo pone tan difícil, aunque esto me da más ganas de generar alternativas.

Enric, 43 años, Barcelona
Aficionado a los pájaros y a la montaña, padre, informático en una caja de ahorros.
Entre las peores contradicciones está el coche y la segunda residencia, así como el nivel de vida (viajar, esquiar, ir a un buen restaurante… aunque cada vez menos...). Y lo gestiono mal, lo minimizo, me lo vendo con otros argumentos pero no dejo de hacerlo, me gusta y creo que la inmolación no es buena. Lo importante es la tendencia del proceso, y así como tardé mucho tiempo en decidirme a ir en bici con traje y corbata pero he acabado haciéndolo ahora ya hace cuatro años, quizás también haré algo con otras contradicciones…

Cristina, 25 años, Barcelona
Educadora social. Me estoy independizando.
Ahora mismo lo que llevo peor es el consumo en el ocio y en los viajes. Me resultan muy tentadores los precios tan baratos de los vuelos y reconozco que voy más de aquí para allá y valoro mucho más mi tiempo que el impacto ecológico que pueda tener un avión.

Mariel

Socióloga, asesora de asociaciones juveniles y metida en unas cuantas asambleas

Tengo muchos. Por ejemplo soy casi adicta a la longaniza seca y al jamón serrano, me encantan. Dejo que me lo regale la familia, o saqueo su nevera. Si lo compro me siento realmente fatal. Estoy esperando que se acepten los embutidos en la cooperativa de consumo.

David

Era veterinario, ahora soy vendedor de ciencia virtual, una pieza más del sistema
Pasé años sin probar ni gota de Coca-Cola ni Fanta cabreado con este tipo de empresas, hasta que me di cuenta de que mi boicot no haría tambalear a esa empresa (extraño, ¿verdad?), así que... intento disfrutar de mis contradicciones.

Leti, 30 años, Madrid
Programadora cultural
Si es algo que verdaderamente no puedo reprimir, sencillamente no me torturo, lo hago con la condición de no reprochármelo después. Supongo que cada vez es más fácil porque cada día me pasa menos. Para mí, el consumo responsable, además de todo, es también un respeto a mí y a mi conciencia y en este punto también está el respetar mis miserias, que son parte ineludible de mí.

Ruben, 23 años, crecí en la Plana de Vic pero vivo en Barcelona
Contable en una asociación sociocultural
Consumo carne y embutidos con cierta regularidad, y esa carne viene de la ganadería intensiva de mis tierras de origen. Es interesante darse cuenta de que mi madre lleva 23 años quejándose del olor de la granja de cerdos que tenemos al lado de casa, y de que siempre hemos consumido carne de cerdo y embutidos.
He aprendido a gestionar bien las contradicciones, porque creo que mi actitud de fondo es la correcta y no puedo romperme la cabeza cada vez.

Jacobo, 30 años, madrileño en Italia
Abogado laboralista y dj de música negra
Soy bastante insensible con mis propias contradicciones, me conformo con lo que hago. Me considero imperfecto y, en ocasiones, superficial….pero no me castigo. Compro más ropa de la que necesito, a veces hecha con mano de obra esclava. Intento convencerme de que no consumir nada de los países emergentes sería peor. Consumo excesivo petróleo, he intentado usar el tren pero va también a gasóleo y el ritmo de trabajo viene perjudicado. Pienso en comprar un coche que no contamine…

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