23/03/2015 - 13:50
Hablando de calefacción, ¡ésta es una de las preguntas más populares!
Una de las respuestas que más circulan es que más vale bajarla, porque, si la apagamos, al día siguiente por la mañana la caldera deberá remontar desde una temperatura muy baja, y gastará más energía que si hubiera estado baja toda la noche. Pero no está claro que sea así... Más bien parece al contrario, pero ya adelantamos que no hay una respuesta universal. El Instituto Catalán de la Energía (ICAEN) recomienda apagar la calefacción.
Cuanto más caliente está la casa, más energía pierdo
Toda vivienda está perdiendo energía en todo momento (en invierno), porque la temperatura interior siempre es superior a la exterior, y ninguna vivienda es "hermética". Y, cuanta más diferencia de temperatura hay entre dentro y fuera, más calor se pierde. (1)
Comparamos qué pasa con las dos opciones, apagar y bajar. Suponemos que si la bajamos será para mantener la casa a por ejemplo 15º, y que apagando la calefacción la temperatura baja más (puesto que, si no, es evidente que sería mejor apagar). Suponemos también que queremos que al día siguiente a las 8 de la mañana la casa esté, por ejemplo, a 19º. Y suponemos finalmente que podemos programar el funcionamiento de la caldera; si no podemos, las temporizaciones no podrán ser tan idóneas como explicamos aquí, y habremos de balancear el ahorro energético con la comodidad y con el confort deseado. (2)
- Si bajamos la calefacción, poniendo el termostato a 15º, la programaremos para que un rato antes de las 8 (quizás media hora) suba la potencia para llegar a 19º a las 8
- Si la apagamos, la programaremos para que se ponga en marcha quizás a las 7, o a las 6, y llegue a 19º a las 8
Como el calor que había en casa al atardecer es el mismo en los dos casos, y también la temperatura habrá por la mañana, también deberá ser igual en los dos casos el calor aportado – las pérdidas.
Toda la noche la casa habrá estado más fría apagando la calefacción que bajándola. Por lo tanto, como a más diferencia de temperaturas entre interior y exterior más energía se pierde, seguro que las pérdidas habrán sido inferiores en el caso de apagar la calefacción. Y por lo tanto, también habrá sido inferior el calor aportada.
Es decir: en principio bajando la calefacción habremos gastado más energía... si bien más abajo ponemos esta conclusión en cuarentena. Eso sí, habremos tenido el confort de no encontrar la casa tan fría si a media noche nos hemos levantado en algún momento.
Cuánta energía perdemos durante la noche, y a qué ritmo, depende de qué inercia térmica tengan los muros de la vivienda, del nivel de aislamiento y del frío que haga por la noche (y de hecho todavía de más cosas, como por ejemplo de la humedad que haya en los muros y en el aire). Por ejemplo, si el aislamiento es pésimo las pérdidas serán muy grandes, y por lo tanto también el calor aportado. Pero, en una misma vivienda y durante una misma noche, la comparación entre comportamientos será la que hemos explicado.
Pero, y si cambian los rendimientos de la caldera?
Si bajamos la temperatura, la caldera funcionará a menos potencia que durante el día. Si apagamos, cuando la ponemos en marcha quizás deberá funcionar a potencia más alta que durante el día, para llegar a tiempo a la temperatura deseada. Y la eficiencia de una caldera en general varía según a qué potencia trabaje. Esto introduce variaciones en el razonamiento que hacíamos: es correcto en términos de calor aportado y perdidas, pero no necesariamente en términos de energía consumida para aportar este calor.
Sería muy complicado, sino imposible, dar una respuesta que tenga en cuenta las variaciones en eficiencias, que son diferentes en cada modelo de caldera. Sí que podemos decir estas cosas:
- Si a poca potencia el rendimiento disminuye, todavía será más ventajoso apagar la calefacción por la noche.
- La potencia alta en el momento de la remontada tras haber parado se puede evitar poniendo en marcha la caldera con antelación suficiente como porque pueda trabajar en régimen normal. Muy probablemente no necesitaremos tanta antelación como toda la noche (y si la necesitamos quizás es que la caldera está infradimensionada para nuestra casa).
- Las calderas de gas de condensación, cada vez más habituales, modulan la potencia, y tienen un rendimiento mejor a potencias bajas. De forma que, si tenemos una de éstas, quizás es más fácil que gastemos más energía apagando que bajando la temperatura.
- En el caso de tener una bomba de calor no geotèrmica, si vivimos en una zona fría seguro que por la noche la eficiencia será muy baja y será mejor apagar. Si no, la eficiencia puede variar mucho según el caso, haría falta hacer pruebas.
Por otro lado, según cómo sean la inercia de los muros, el nivel de aislamiento y la zona climática, la diferencia de gasto energético entre apagar y bajar puede ser pequeña.
De forma que, para conocer la diferencia entre los comportamientos, y balancearla si queremos con los deseos de confort, debemos hacer pruebas cada cual en nuestra casa (mirando el contador, o cuánto baja el depósito). Debemos tener presente que no hay dos noches iguales, y que la inercia de los muros puede desfasar las transmisiones de energía unas cuántas horas. De forma que deberemos probar por ejemplo una semana de cada manera, y que sea en un periodo del invierno en que el clima no varíe demasiado.
Y de día, ¿si estamos fuera mucho rato?
Pues, de nuevo quizás lo mejor será hacer pruebas, y balancear entre los ahorros en energía y el confort que queramos. El ICAEN recomienda bajar la temperatura si estaremos fuera "pocas horas", y apagar si serán "muchas horas".
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Notas:
(1) Una casa a los cuatro vientos sólo intercambia temperatura con el exterior; un piso de un edificio también intercambia con los pisos vecinos. No detallaremos el comportamiento en cada caso, decimos con sólo que el razonamiento que hacemos es en general válido en ambos casos. Si la vivienda tiene mucho más contacto con los vecinos que con el exterior, haría falta repensarlo.
(2) La mayoría de calderas se ponen en marcha y apagan siguiendo las indicaciones de un termostato, que si se quiere se puede sustituir por uno programable.
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