En ocasiones las administraciones han promovido la sustitución de los aparatos que gastan energía por aparatos más eficientes, como medida de lucha contra el cambio climático (entre otras motivaciones); es el caso por ejemplo de los planes Renove de los coches. Sin embargo, desde el sentido común nos surge la pregunta: ¿y la energía que se gasta al fabricar el aparato nuevo? En muchos casos, la respuesta desde el mundo científico es desfavorable a comprar aparatos nuevos muy a menudo.
En el caso de los portátiles, un riguroso estudio concluye que, para que las emisiones de CO2 ahorradas gracias al reemplazo de un portátil compensaran las emitidas durante la fabricación, habría que usar el portátil nuevo durante más de 80 años.