09/05/2014 - 10:38
Antes del cierre de la presente edición de la revista se ha conocido el anuncio de Ada Colau de dejar de ser portavoz y cara visible de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Precisamente en el número de la revista que está a punto de salir (el 46) la entrevistamos a ella junto con Gala Pin, responsable de comunicación de la PAH y también con una larga trayectoria en los movimientos sociales. La noticia nos ha animado a avanzaros un extracto de esta entrevista-diálogo con las dos, que recoge una serie de reflexiones clave para entender el momento de cambio social actual.
Ada y Gala, a parte de ser amigas y compañeras de militancia, son dos personas que, por su papel en uno de los movimientos sociales más interesantes de las últimas décadas –la Plataforma de Afectados por la Hipoteca– y por su recorrido personal, tienen una mirada de lo más inspiradora y brillante sobre el actual momento político-social. Sin respuestas cerradas, pero con la lucidez que da estar el día a día al pie del cañón, reflexionan con nosotros sobre el techo de cristal de los movimientos sociales, las claves y retos de la PAH, las estrategias electorales, las relaciones del universo del consumo consciente con las luchas de mayorías sociales como la PAH...
¿Qué retos tiene la PAH?
Ada: Yo creo que los retos principales en realidad tienen que ver con lo mismo, que es en la forma de organización. Hemos tenido un grandísimo éxito de crecimiento con varios puntos de inflexión: primero la campaña STOP Desahucios y luego el 15-M, la ILP, y hemos sabido ir creciendo. Pero ahora tenemos una crisis de crecimiento en el sentido de que cuesta gestionarlo, y tenemos el reto de la forma organizativa a largo plazo. La PAH no es sólo resolver la dación en pago, tenemos mucha lucha por delante, y sabemos que la sociedad ahora necesita formas organizativas permanentes, porque eso es precisamente lo que nos ha faltado para hacer frente a la crisis. Y ahí tenemos mucho que aprender, porque no nos han educado para organizarnos.
Además esto pasa en momento de crisis no sólo económica, sino también política, en la que están en crisis los partidos políticos, las grandes organizaciones sociales como los sindicatos, de las que seguro tenemos mucho que aprender porque algunas cosas habrán hecho bien, y también de los errores se aprende.
Queremos aprender cómo hacer organizaciones estables pero que no caigan en los errores de la jerarquía, la rigidez, la dependencia del poder… Pero al mismo tiempo hay que buscar formas de generar recursos para tener unas mínimas estructuras, porque la actividad es durísima.
Sobre el “techo de cristal”, o sea, la idea de que desde los movimientos sociales, desde la calle se pueden lograr cosas pero llega un momento en que tocas como un “techo de cristal” y entonces hace falta complementar estas acciones con estrategias también en las instituciones. ¿Creéis que la PAH y los movimientos en general están chocando con este techo? ¿Creéis en la existencia de ese techo?
Ada: Yo creo que con ese techo de cristal nos estamos confrontando, por supuesto. La PAH lleva cinco años luchando por conseguir unos mínimos muy mínimos como la dación en pago, la moratoria de desahucios y el alquiler social, que son realidades normalizadas en prácticamente todos los países de nuestro alrededor. Además nos ha apoyado todo el mundo –el poder judicial, el Parlamento Europeo, tribunales europeos, etc. A pesar de todo ese apoyo masivo, de que las encuestas masivamente nos apoyan…, el techo está claro, porque la mayoría absoluta del Partido Popular bloquea absolutamente unas medidas de mínimos que, para que se aprueben, sí que pasan por la capacidad legislativa de modificar leyes. Entonces esa democracia secuestrada, ese poder económico que controla ahora el poder político, evidentemente es un techo de cristal, si se le quiere llamar así.
Eso no quiere decir que la PAH haya tocado techo, no es eso. La PAH sigue consiguiendo cada vez más cosas, muchas más que la mayoría de las administraciones públicas, tiene más capacidad de dar respuesta a las necesidades de las personas, de autotutelar derechos con muchos menos recursos. Estamos consiguiendo la dación en pago de miles de casos, parando desahucios y consiguiendo alquiler social para muchas familias cotidianamente, y ahí vemos que todavía hay una capacidad infinita para seguir desarrollándola. Pero es una batalla cotidiana peleada caso a caso.
Sin despreciar ese poder, al mismo tiempo, para dar una respuesta estructural, hay que abordar también el tema de las instituciones. Eso no quiere decir que la PAH se tenga que plantear meterse ella misma en las instituciones, pero sí que se tiene que plantear la cuestión institucional, como el resto de movimientos.
Gala: Hablar de toparse con el techo de cristal porque no se han aprobado las propuestas de la PAH todavía es bastante falaz. Yo me creo lo que dicen algunos de que cualquier partido que quiera ganar las próximas elecciones generales tendrá que llevar las propuestas de la PAH en su programa; es decir, que hay propuestas que llegan a convertirse en cambios legislativos efectivamente, porque tienen un contrapoder social.
En línea por tanto con esta hipótesis del techo de cristal: ¿se dan las condiciones, tanto a nivel de la sociedad como de los movimientos, para dar algún tipo de salto a lo institucional y electoral? Y, ¿cuáles creéis que son los aspectos clave, tanto en el sentido de potencialidad como en el sentido de peligros?
Gala: Yo creo que se dan las condiciones como mínimo para abordar el debate, que es algo que dentro de los movimientos sociales hace años no era planteable más allá del País Vasco. De hecho, vamos viendo cómo, desde la Carta por la Democracia de movimientos de Madrid a la aparición de candidaturas municipalistas en Valencia, hay un debate que está ahí y que viene de gente que como mínimo estaba en la órbita de movimientos sociales, o que estaba mínimamente organizada. Lo que no tengo tan claro es que haya las condiciones para poder hacer una ofensiva común, o para hacer propuestas muy serias, con mucha consistencia.
En todo caso, lo que sí tengo claro es que es un momento de experimentación, que es necesario que surjan diferentes iniciativas de cuyos éxitos y fracasos se pueda aprender de la manera más constructiva posible. Y que ahí, también, uno de los retos no es sólo cómo se abordan las instituciones para cambiarlas desde dentro y para abrirlas a una democracia que siempre hemos dicho que están en la calle, en la red, etc., sino que es también cómo generas un diálogo entre ambos espacios y cómo evitas descapitalizar a los movimientos sociales. Porque tenemos muy claro que no tiene sentido intervenir en las instituciones si no hay un contrapoder social en la calle.
Ada: Yo creo que estamos en un momento complicadísimo y hermosísimo y apasionante. Y tenemos un montón de urgencias y también de aperturas que hasta ahora no se habían planteado. Hay muchas más posibilidades de replantearse el tema institucional y las relaciones del movimiento constituyente, está todo mucho más abierto, y eso es fantástico y necesario. Pero, al mismo tiempo, en un contexto de urgencias donde hay vidas en juego –literalmente–, si nos implicamos en las instituciones puede ir a mejor, pero también podría ir a mucho peor de lo que estamos ahora. ¡Tenemos tantas tareas, y todas son imprescindibles contemporáneamente! Apenas hemos empezado a organizarnos socialmente y ya nos tenemos que plantear el tema institucional…
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