17/06/2016 - 9:17
por Isabel Atela
Ya hace unos años que está creciendo la conciencia social sobre la problemática del despilfarro alimentario. Nosotros la explicábamos en este artículo, en el que tambén dábamos recetas para aprovechar las sobras de comida en casa.
Hoy entramos en más detalle en cómo evitar que la comida se deteriore. Os damos unas nociones básicas sobre porqué la comida se echa a perder, e ideas muy sencillas para evitarlo.
¿POR QUÉ SE DETERIORA LA COMIDA?
Si los microbios (bacterias, hongos, etc.) que hay en la propia comida, en el aire, en las manos o en los enseres con que manipulamos la comida, se encuentran en unas condiciones (de temperatura, humedad, etc.) favorables para su actividad, proliferan y degradan los alimentos.
¿QUÉ LA CONSERVA?
Lo que se consigue con los métodos ancestrales y modernos de conservación de los alimentos es modificar algún aspecto del medio en que se encuentran los alimentos, con tal de hacer la vida imposible a los microbios:
- Calentar (hervir, freír, baño maría, pasteurizar...), enfriar (mantener en fresco, congelar): los microbios necesitan estar en un intervalo de temperatura para tener actividad. Por norma general, si la temperatura sube por encima de ese intervalo se mueren, mientras que si baja permanecen inactivos pero vivos.
- Secar (higos, orejones...), ahumar (pescado...), envasar al vacío: la humedad y el aire son imprescindibles para la mayor parte de la vida microbiana.
- Sal (curar, salmuera), azúcar (almíbar, confituras, compotas...), aceite (adobar), vinagre (escabeche): los microbios mueren en un medio demasiado salado, dulce o ácido.
Tengamos presente que la comida pierde cierta calidad nutritiva al aplicarle cualquier técnica de conservación.
¿ESTÁ EN BUEN ESTADO?
Examinemos los alimentos, incluyendo los que han caducado hace poco, con los cinco sentidos; en la mayoría de casos nos dirán si un alimento nos puede hacer daño. No comamos nada sospechoso de estar en mal estado.
Existen algunos que no podemos detectar, por ejemplo:
- Si se agrieta un huevo, tirémoslo (en el caparazón hay bacterias perjudiciales).
- En el arroz y el pollo puede haber esporas de bacterias. Si lo mantenemos mucho rato tibio las esporas pueden germinar y convertirse en peligrosas. Es conveniente comérnoslo o enfriarlo enseguida.
- Si un helado está descongelado mucho rato puede proliferar la salmonela (sobre todo si está hecho con huevos naturales), por eso si vemos que va a sobrar debemos guardarlo enseguida en el congelador.
En general la comida cocinada aguanta bien dos o tres días en la nevera.
MANOS A LA OBRA: CÓMO ALARGAR LA VIDA DE LA COMIDA
Trucos genéricos
- Guardar cualquier alimento, desde una lechuga hasta una garrafa de aceite, en un lugar fresco, seco y oscuro. Según donde vivamos, una despensa bien ubicada y acondicionada puede hacer el trabajo de la nevera gran parte del año.
- No pongamos en la nevera cosas tibias ni calientes.
- Para guardar sobras, escoger el tamaño de la caja de forma que quede cuanto más llena mejor (así no cabrá aire). Hay botes y cajas con un dispositivo mecánico para extraer el aire una vez cerrados. El recipiente tiene que estar siempre limpio, sin restos de comida.
- Tapemos enseguida las bebidas que llevan gas.
- En la nevera, evitar que un alimento pueda contaminar a los demás (carne o pescado que gotee, tierra de las lechugas o los puerros...).
- La congelación es una de las técnicas de conservación que más preserva la calidad nutritiva, y permite conservar por un tiempo indefinido. Se puede congelar prácticamente todo: desde el caldo hasta el perejil, desde café hasta legumbres cocidas. Es muy cómodo congelar en porciones que podamos descongelar individualmente.
- Lo que conservemos en un líquido tiene que quedar completamente cubierto (anchoas o atún en aceite o escabeche, feta en salmuera, melocotones en almíbar...).
- Devolvamos las cosas a la nevera lo más pronto posible para evitar que pierdan el frío. Así podemos alargar mucho la vida de la leche o la mantequilla, por ejemplo.
- Evitemos calentar y enfriar varias veces un alimento porque damos oportunidades a las bacterias para proliferar. Como hemos dicho antes, es especialmente arriesgado en el caso del arroz y el pollo. Recalentemos las sobras justo antes de comérnoslas, y sólo la cantidad que vamos a comer; el resto que se quede en la nevera.
- Cocinemos las sobras: croquetas, salsas, carne picada, tortillas, ensaladas, purés, sopa de pan, caldos...
Verdura, legumbres, cereales
Una vez cocidas se conservarán más tiempo si añadimos un chorro de aceite y lo revolvemos bien para que quede todo bien untado.
Si la verdura fresca se está poniendo mala y aún no es el momento de comerla la podemos hervir para que dure un par de días más. Tras estos dos días la podemos sofreír y durará aún otros dos días.
Si está húmeda, no guardarla en bolsas de plástico.
Pidamos en la tienda que no quiten las hojas exteriores (coles, lechuga, acelgas...) porque ayudarán a conservar las interiores.
Si en verano la despensa no está suficientemente fresca, guardemos la pasta en la nevera para evitar que se llene de insectos.
Carne
Para que el caldo no se eche a perder se puede ir hirviendo cada dos días, o congelarlo.
Guardemos la carne cruda de alguna manera que le toque algo de aire, así tardará más en ponerse rancia.
Fruta
Lavemos sólo la cantidad que nos vamos a comer. Si hemos lavado de más, sequémosla bien antes de volverla a guardar.
Si ha madurado demasiado podemos tirar el trozo que esté malo y con el resto hacer zumos, batidos, mermeladas...
Pastelería
Del pan y los pasteles, hagamos rebanadas o trozos antes de congelarlos, así los podremos ir comiendo a medida que los necesitemos. Las galletas también se pueden congelar.
Lácteos
Con la leche que esté a punto de echarse a perder podemos hacer yogur y durará una semanita más.
¡NO CUESTA MUCHO!
- Todos los trucos que hemos descrito excepto el de cocinar sobras de comida se pueden aplicar sin ningún conocimiento ni destreza especial.
- Al principio te tienes que acordar de hacerlo. Cuando has adquirido la costumbre ya lo haces sin pensar.
- Sgeuramente hace falta menos tiempo para guardar los alimentos de forma que se conserven que para ir a comprarlos cuando se nos han echado a perder. Segurísimo que cuesta menos dinero.
Y GANAMOS...
- La satisfacción de evitar tirar comida.
- Podemos ir a comprar menos a menudo.
- Podemos cocinar más cantidad de la que necesitamos en un día y así ya tendremos la comida preparada para otro día.
- Se nos hace más cómodo y factible comer alimentos frescos y cocinados en casa y por lo tanto nos será menos atractivo recurrir a la comida precocinada, que es menos nutritiva y saludable y suele tener un impacto ambiental mucho mayor.
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