17/10/2014 - 10:38
Álvaro Porro
(Este post es n fragmento de la entrevista que publicaremos en el próximo número de Opciones)
Carolina del Olmo, en su libro ¿Dónde está mi tribu?, se posiciona entre el fuego cruzado de los libros de autoayuda para la crianza y nos recuerda que el contexto social condiciona mucho nuestras posibilidades, algo que hemos de considerar junto con nuestros sentimientos de culpabilidad maternal o paternal. Sin embargo no es un grito victimista, es en cierto modo un cabreo que nos ayuda a utilizar nuestra experiencia de sentirnos vulnerables, sea como padres, como enfermos, como ancianos, como parados, como precarios..., para entendernos mejor y entender mejor la sociedad en la que vivimos.
Desde que empecé a leer ¿Dónde está mi tribu? me cautivó, y reconozco que en mis dos años y pico de paternidad y prepaternidad no he leído mucho sobre el tema. Al tono ágil, cercano, directo... he de sumar el hecho de que ordenaba, hilaba, aclaraba... ideas, intuiciones, confusiones... que tenía. Pero sobre todo conecté con tres ideas que para mí son claves en el libro y que creo que a los lectores de Opciones os harán conectar:
- Si alguna vez te has sentido culpable, o excesivamente autoexigente, entender que nuestras dificultades o anhelos vitales tienen un contexto social te habrá ayudado. Carolina del Olmo nos recuerda que la crianza no va a ser menos, y que por tanto mucho ojo con buscar respuestas y responsabilidades exclusivamente individuales a retos y encerronas que son en gran medida colectivas. Una mirada que en Opciones, en referencia al consumo consciente, hemos tratado de consolidar con fuerza: los problemas sociales y ecológicos no los arreglaremos exclusivamente en base a decisiones individuales de consumo.
- Si alguna vez te has sentido en un fuego cruzado entre dos discursos antagónicos buscando qué hay de interesante en cada bando, sentirás que ¿Dónde está mi tribu? cumple un papel. Entre el discurso adultocéntrico i el discurso niñocéntrico, Carolina no busca equidistancia; se reconoce más cercana al segundo, pero le exige una mirada de contexto social, realista y aterrizada a nuestras vidas.
- Si alguna vez te has sentido vulnerable habrás entendido como nunca que somos interdependientes, y probablemente en el fondo esa es la gracia. El libro, como decíamos en la sección Mundo en Movimiento del número pasado, no es un libro de crianza: es una mirada a nuestra sociedad de consumo desde la perspectiva que da cualquier experiencia de vulnerabilidad.
Se presenta como un libro sobre maternidad y crianza, pero yo tengo la sensación de que es un libro sobre cómo se mira el mundo desde la vulnerabilidad. Si a alguien que no hubiera leído el libro tuvieras que explicarle las ideas clave, lo que esperas que la gente recuerde un año después de leerlo... ¿qué le explicarías?
Pues que en realidad no dice nada nuevo: es, sencillamente, una nueva denuncia del sistema económico y social absolutamente injusto y demencial en el que vivimos. Lo que sucede es que esa denuncia se produce desde un lugar –la maternidad, la experiencia del cuidado, la realidad absolutamente ineludible de la vulnerabilidad, como tú dices– no muy transitado, y gana, pues, en matices, al tiempo que aporta argumentos en otros debates, como el del papel de la ciencia o los expertos en la crianza, el del enfoque feminista sobre el trabajo remunerado, el trabajo de cuidados y los procesos de liberación, y algunos más. También tiene mucho de llamamiento a la resistencia contra esos procesos de individualización contemporáneos que hacen que lo que son experiencias y problemas compartidos acaban apareciendo como asuntos particulares que debemos gestionar aisladamente: desde la maternidad o la lactancia hasta el paro o la explotación laboral.
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