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!Nuevo Opciones en la calle sobre residuos!

En Opcions hemos elaborado un nuevo número en profundidad sobre los residuos, algo transversal a todo nuestro consumo. Hace poco un informe de Eurostat sobre el reciclado en Europa ilustraba cómo España tienen todavía mucho que mejorar en este campo. Pero surgen muchas preguntas: ¿es verdad que hemos mejorado en el tema de los residuos? ¿se recicla o no se recicla? ¿es verdad que se temirna mezclando todo loque hay en los contenedores? ¿qué consecuencias tiene que no separemos bien? ¿separamos o todo lo que podemos? ¿reciclar es suficiente? ¿el sistema de contenedores de colores es la mejoropción? ¿podríamos implantar el retorno de envases? Estará en vuestras casas en los próximos días y creemos que os gustará. Algunos datos e ideas para abrir boca.

Para reciclar un residuo, primero hace falta haberlo separado bien. Las herramientas principales son los ojos, las manos y un poco de voluntad. Por término medio en España se recogen separadamente un 20% de los desechos. Y por tanto sólo reciclamos un 20% de los residuos que generamos sin embargo en Flandes reciclan un 70%. ¿Por qué nosotros no llegamos? ¿Podríamos? Por ejemplo en los municipios en qué se hace recogida domiciliaria puerta a puerta la media es del 64%, pero algunos llegan al 90%.

Sólo en Catalunya se ponen a la venta 9 millones de envases de bebidas cada día, muchos de los cuales son de un solo uso. Los envases (los ligeros, los de vidrio y buena parte del papel y cartón recogido) son, en volumen, bastante significativos entre los residuos. De hecho podríamos decir que son “el icono de la sociedad de consumo/de residuos”. En Alemania el 88’5% de los envases de cerveza son reutilizables o rellenables. En Finlandia el 2010 se usaron el triple de envases de bebidas de los que se fabricaron; y es que el 68% de los envases eran reutilizables/rellenables. Justo este mes ha comenzado en Cadaqués (Girona) la primera prueba piloto en España del sistema de retorno de envases, la vieja práctica hoy desaparecida de dejar unos céntimos como depósito por el envase. En cualquier parte del mundo las experiencias prácticas han demostrado de sobra que es el mejor sistema. Más información aquí.

En la Guía Práctica damos consejos conocidos para generar menos residuos, pero también añadimos alguna idea mś nueva y aclaramos algunas dudas comunes.
En la sección El Poder de la Comunitad relatamos el proceso de implantación del sistema de recogida a puerta a puerta en Gipuzkoa.
En la sección El Poder de las Reglas del Juego vemos los frutos que de algunas políticas fiscales que han llevado a países como Flandes a reciclar un 70% de sus residuos.

A continuación un extracto de los que en contraréis en la revista que responde a esta pregunta ¿ES CIERTO QUE ACABAN MEZCLANDO TODOS LOS CONTENEDORES? Sigue leyendo...



En absoluto. Esta leyenda urbana circuló bastante cuando se empezaban a extender las recogidas selectivas, y aún hoy habrá quienes lo piensen.
Después de generar el mínimo de residuos, separarlos bien es lo más importante. Una vez los residuos ya existen, para conseguir aprovecharlos al máximo es indispensable una buena separación en casa. Por el mero hecho de tirar los residuos donde no toca, complicamos muchísimo su posterior reciclaje. Por ejemplo, un reciclador de vidrio explica que para separar del vidrio materiales impropios como la cerámica usa la más moderna tecnología en máquinas de visión por cámara y rayos infrarrojos, capaces de detectar las impurezas opacas y descartarlas.6 Ojos, manos y un poco de voluntad son una tecnología infinitamente más sencilla y razonable.
En la tabla de datos (solo en versión papel) podemos ver que los materiales reciclados son un bien que permite reducir sustancialmente la explotación de nuevos recursos naturales. Hablaremos más extensamente de las dos fracciones más importantes en cuanto a la separación: los residuos orgánicos y la fracción resto –es decir los residuos mezclados: “la no separación”.
Lo más notorio es que en muchas comunidades todavía no se recoge selectivamente la basura orgánica. De hecho, en varias comunidades se denomina orgánica a los residuos mezclados, ya que ahí es donde hay que depositar dicha basura. Por todo lo que veremos a continuación, una acción muy positiva para aliviar la problemática de los residuos urbanos es introducir la recogida selectiva de desechos orgánicos. En Cataluña es donde está más extendida (un 75% de los municipios), y también existe en zonas de Galicia, Navarra, el País Vasco, La Rioja y Baleares.

El ORO ORGÁNICO
Los residuos orgánicos son, en peso, los más abundantes en la basura. Es la fracción que es más importante separar bien, porque:
Es un material particularmente valioso: una vez reciclado, es una materia prima fundamental para producir nuestra comida: el abono. Es conocido que los agroquímicos sintéticos empobrecen la biodiversidad del suelo, cosa que lo expone más a la erosión, uno de los problemas ambientales actuales.
Se recicla mediante el compostaje, un proceso técnicamente muy sencillo, y por lo tanto barato; de hecho consiste sólo en poner las condiciones necesarias para que sea la propia naturaleza quien haga el reciclaje. Además es muy descentralizable: se pueden instalar plantas a nivel de barrio o local, e incluso a escala doméstica.
Tal como veremos, la presencia de orgánica en los residuos mezclados origina sus impactos ambientales más graves.
Por otro lado, hay que evitar los impropios en el contenedor marrón (ése es el color del contenedor para basura orgánica), ya que entorpecen el compostaje y comprometen su resultado. Uno de los impropios más frecuentes y más problemáticos son las bolsas de plástico, que desgraciadamente se siguen usando en parte para tirar la basura orgánica, allá donde se recoge selectivamente. La opción adecuada es tirar la basura orgánica en bolsas compostables.
Sin embargo, hoy todavía no somos conscientes de que tenemos este oro orgánico en casa, ni siquiera en las comunidades donde se recoge selectivamente: en Cataluña sólo se tira un tercio de la orgánica en los contenedores marrones; los dos tercios restantes se echan principalmente en la fracción resto, pese a disponer de contenedores marrones. Y en 2011 se echaron en los contenedores marrones un 13% de impropios.
En la gráfica (versión en papel) podemos ver qué se obtuvo de la broza orgánica en Cataluña en 2011, y qué se podría haber obtenido en caso de separarla bien.

REDUCIR LA MEZCLA

A los residuos mezclados se les llama fracción resto porque es aquello para lo cual “no hay nada que hacer”. Y efectivamente no se hace con ella nada útil: mayormente “se hace desaparecer”, con impactos ambientales y económicos muy considerables, como veremos. Sin embargo, fíjate en lo que tiras ahí; ¿verdad que hay un montón de cosas de materiales reciclables? ¿Por qué éstas no las separamos? Y yendo más allá: cuántas de estas cosas podríamos no tirar ni ahí ni en ninguna parte, si generáramos menos residuos...
El quesito (solo versión papel) nos muestra el contenido estimado de los residuos mezclados. Podemos ver que, si separásemos como es debido, la cantidad de fracción resto se podría dividir por 7 (pasar a un 13%). Por ejemplo, en 2011 se recuperaron en España 101.000 toneladas de acero desde los residuos mezclados, y sólo 64.000 desde el contenedor amarillo.
En la Guía Práctica (solo versión papel) veremos cuáles son las poquísimas cosas que tendríamos que tirar de forma mezclada porque son realmente no recuperables.

Los residuos mezclados también requieren un tratamiento De esta broza que hemos tirado mezclada porque con ella “no hay nada que hacer”, hasta hace algún decenio hacíamos más o menos lo mismo con ella una vez recogida: dejarla en un vertedero. Después vimos que esto era muy problemático por su contenido en materia orgánica. Las formas actuales de gestión de la fracción resto son estas:
Llevarla a un vertedero controlado. Controlado significa impermeabilizado y drenado para que el “jugo” que desprende no pase al subsuelo (se recoge en una balsa... que posteriormente habrá que vaciar y tratar). Ese “jugo” viene principalmente de la materia orgánica; son los lixiviados, que contaminan las aguas subterráneas. La materia orgánica en descomposición también genera metano, un gas con un alto potencial de efecto invernadero (21 veces más potente que el CO2), que en los vertederos controlados se canaliza y, o bien se quema en chimeneas, o bien se usa para generar electricidad.
En España la ley dispone que se tiene que ir reduciendo progresivamente la orgánica que se lleva a vertederos; en varios países ya está totalmente prohibido. En febrero pasado la Comisión Europea denunció la existencia en ocho comunidades españolas con vertederos ilegales, es decir no debidamente controlados.
Quemarla. Así se convierte en escorias, algunas de ellas tóxicas, y humos, que son contaminantes; no se consigue filtrarlos bien, y se emiten al aire sustancias muy perjudiciales para la salud, como dioxinas y furanos. Las incineradoras pueden aprovechar o no la combustión para generar electricidad. La incineración tiene otras problemáticas que no incluimos en este número por limitación de espacio; trataremos el tema en números posteriores.
Hacer una bioestabilización. Es un proceso parecido al compostaje por el cual la materia orgánica deja de generar lixiviados y metano. Antes de empezar se separan de los residuos los materiales reciclables que se consiguen rescatar. La orgánica bioestabilizada es un compost de mala calidad no aprovechable en la agricultura, y se puede verter, incinerar o bien usarla para rellenar taludes o reparar excavaciones; en este caso podríamos decir que la fracción resto, si bien no se recicla, sí se “reutiliza”.
Hacer una metanización. Es poner la basura con contenido orgánico en un tanque durante unos días de forma que se va generando biogás, una mezcla de metano y CO2, a partir del cual se puede generar electricidad. El residuo sólido obtenido se puede compostar. Es un tratamiento muy poco adecuado para los residuos mezclados, porque contienen tantos materiales diversos que causan muchos problemas mecánicos. Muchas plantas de metanización se usan sobre todo para tratar residuos orgánicos recogidos selectivamente.

EL COSTE DE LA MALA SEPARACIÓN

El precio que pagamos por no separar bien la basura y tirar tantos residuos mezclados es muy alto. Veámoslo en el caso de Cataluña.
Para los municipios, la opción más barata para tratar la fracción resto es el vertido: 34,67 €/tonelada. Bioestabilizarlo vale casi el doble (67'93), e incinerar tiene un coste intermedio (50 €/tonelada).10 Esto es así porque las plantas de bioestabilización son mucho más complejas que un vertedero controlado. Por ejemplo, en el Área Metropolitana de Barcelona están en cuatro Ecoparques, uno de los cuales incluye una incineradora, donde también se trata la fracción orgánica. La operación de estos Ecoparques costó en 2011 unos 100 millones de euros de dinero público.10 Lo que consiguen aprovechar o “reutilizar” es irrisorio.
La ley obliga a incrementar la cantidad de fracción resto que se bioestabiliza, para disminuir el coste ambiental del vertido. Pero resulta que este tipo de procesado es el doble de caro. ¿No es mejor idea tirar menos desechos mezclados, y sobre todo sin orgánica? Las instalaciones necesarias para gestionar la poquita fracción resto que generaríamos si separáramos como es debido serían infinitamente más sencillas y baratas. No haría falta ningún esfuerzo para intentar rescatar materiales recuperables, simplemente porque no los habría. Para obtener el máximo compost posible de los residuos orgánicos, una red de plantas de compostaje de ámbito local es una solución más eficaz, sencilla y barata imposible.
Cualquier transformación importante de nuestra sociedad para revertir un modelo chocará con inercias para mantener el modelo anterior. El día que separemos como es debido y dividamos por siete la cantidad de residuos mezclados, muy buena parte de estas instalaciones quedarán obsoletas. Habrá que reconvertir el sector de la gestión de los residuos, en el que por cierto hay varias grandes multinacionales. Una de ellas, Fomento de Construcciones y Contratas, obtuvo en 2011 108 millones de euros de beneficio; mira por donde, una cantidad muy similar al coste de operación de las instalaciones metropolitanas barcelonesas. Hoy ya está ocurriendo que el descenso en residuos generados en los últimos años de crisis está llevando a una competencia entre los gestores, que puede conllevar un dumping en los precios y comprometer la viabilidad económica de las instalaciones de tratamiento de la fracción resto; en 2011 las plantas metropolitanas de Barcelona ya se usaron sólo a un 91% de su capacidad. Es más: el hecho de que estas instalaciones necesitan residuos puede llevar a presiones para no aumentar la recogida selectiva de la basura orgánica, que conforma el grueso de la fracción resto. A la vez, sin embargo, es la fracción que es más importante y urgente recoger separadamente, como decíamos...
Este “hipotecamiento” está presente también en países europeos; en Alemania, Suecia, Dinamarca y Holanda ya hay más capacidad de incineración que residuos para ser quemados, y se están importando y exportando residuos. Hasta este extremo llega la patética realidad de los residuos.
¿Cómo saldremos del círculo vicioso? En estos tiempos en que las administraciones se afanan para salir de la crisis, hundiéndose más y más en la espiral de la deuda, todos palpamos cuán infernal llega a ser un círculo vicioso. Y el círculo vicioso de los residuos es intrínseco al económico. Se necesita audacia e inteligencia para romper el círculo, pero no es un salto al vacío; de hecho, tenemos las de ganar, también desde el punto de vista económico y laboral: se calcula que, si se aplicara totalmente la legislación europea ya existente sobre gestión de residuos, se podrían ahorrar 72.000 millones de euros cada año, el sector de la gestión de los residuos y el reciclaje podría incrementar su facturación anual en 42.000 millones, y en 2020 se habrían creado unos 400.000 puestos de trabajo.

Si quieres leer el resto de esta revista puedes soliciatarla en cric@pangea.org o suscribirte aquí para recibirla en tu domicilio y así ayudar a que podamos seguir haciendo dichos estudios.

 

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