05/12/2013 - 23:45
Escrito por Pablo Torregrosa
Las redes de intercambio son agrupaciones de personas que se organizan para intercambiar bienes y servicios sin dinero, con el fin de satisfacer necesidades o deseos al margen del sistema de mercado. Esto significa que una persona puede producir y recibir bienes y servicios dentro de la red, independientemente del dinero que posea y de si tiene o no un trabajo remunerado.
Existen muchas variantes de estas redes, con enfoques y formas de organización distintas. Desde un grupo de vecinos que dedican el tiempo libre a aprender recíprocamente las habilidades de unos y otros hasta auténticos sistemas económicos paralelos de ámbito local, como es el caso de la ciudad estadounidense de Ithaca. En ella miles de personas pagan con su moneda local en centenares de comercios y existe una banca local alternativa.
Entre los objetivos más comunes están recuperar la cercanía y la confianza entre las personas, perdidas en la vida cada vez más distante e individualista de las ciudades; tomar consciencia de las habilidades de uno mismo y servirse de ellas; incidir en el mundo del trabajo; incidir en el reconocimiento social de los distintos tipos de trabajo, tratando de igualar el prestigio de profesiones como la de médico o abogado con la de cuidador o barrendero; o ir reduciendo la dependencia del sistema económico convencional y caminar hacia una vida más autogestionada.
El trueque es tan antiguo como la humanidad. En los últimos años estas redes de intercambio están proliferando en el mundo occidental, y en particular han surgido en momentos en los que el sistema económico convencional fallaba: agudas crisis económicas, períodos de posguerra, momentos de gran escasez... en los que la gente se ha visto obligada a organizarse para mejorar su situación o simplemente para poder sobrevivir.
CÓMO FUNCIONAN
Como un tablón de anuncios
Cada participante pone en común las cosas que ofrece y las que le gustaría recibir. La red crea un medio de comunicación interno que sirve para que los miembros puedan saber todo lo que se busca y se ofrece, y para facilitar los contactos. Cuando alguien encuentra algo que le interesa trata de llegar a un acuerdo, ya sea directamente con quien lo ofrece o a través de un mediador.
¿Cuánto cuesta?
Si, por ejemplo, Fernando necesita que le pinten la casa y José María puede hacerlo, se ponen de acuerdo valorando el servicio en la moneda de la red, por ejemplo los olmos (algunas redes valoran colectivamente algunos de los servicios o bienes). Se suele llevar una contabilidad similar a la de las cuentas bancarias, de forma que a la cuenta de José María se le sumarían los olmos acordados, y a la de Fernando se le restarían. Algunas redes imprimen billetes con su moneda.
Recuperando el auténtico dinero
Esos olmos cumplen el papel genuino de la moneda de cambio, que no es más que una forma de registrar el valor que tienen los objetos o servicios que vamos intercambiando, para no tener que andar con las cosas que intercambiamos a cuestas.
Hay dos grandes diferencias con los intercambios con dinero: por un lado, nadie puede ganar olmos sin hacer un trabajo para alguien de la red, de forma que todo el que se beneficia del sistema aporta algo a los demás. Y por otro, los olmos no tienen valor por sí mismos más allá de su valor como herramienta, ni tiene sentido acumularlos puesto que no generan intereses. Al contrario, lo que interesa es mantener las cuentas a cero, porque significa que todo el mundo da tanto como recibe.
Tipos particulares
Existen algunos modelos estandarizados, muy extendidos. Muchas redes mezclan elementos de dichos modelos o crean variaciones de uno; las variantes son infinitas.
• Bancos de tiempo Es un modelo que se puede aplicar en redes de intercambio de servicios. Se usa el tiempo como medida de valoración, de forma que un servicio vale las horas que lleva realizarlo, tanto si es hacer una consulta médica como si es sacar a pasear un perro.
• Redes de intercambio de conocimientos Se intercambian conocimientos como idiomas, cocina, habilidades varias, asignaturas académicas, etc.
• Redes de trueque Realizan mercadillos en los que se “compra” con los billetes que emite la red. Este modelo se usó en toda Argentina durante la crisis de 2001.
CÓMO MONTAR UNA
Habrá que tener claro cuáles son los objetivos, debatir qué modelo es más adecuado en nuestro caso y cómo se llevará a la práctica. Una o más personas tienen que hacer el trabajo de organización: mantener las listas de participantes, ofertas y demandas, la contabilidad, quizás hacer de mediador... A parte de las reuniones iniciales de formación de la red es bueno que los miembros se reúnan de vez en cuando como forma de inyección de energía. Lo mejor es que podamos aprender de la experiencia de redes ya existentes (en el mapa tenéis un buen listado de experiencias).
¿ES MUY DIFÍCIL?
• Hace falta un grupo de gente comprometida a tirar del carro durante un tiempo.
• A mucha gente no le resulta fácil encontrar qué puede ofrecer, y qué quiere pedir.
• Al principio andaremos despistados al dar valor monetario a los intercambios
• Estamos muy acostumbrados a recibir sólo a cambio de dinero. Que alguien nos dé algo sin mediar dinero lo vemos como un favor, nos puede dar corte recibirlo y reclamar en caso necesario.
¿QUÉ NOS APORTAN?
• Las redes facilitan unas relaciones entre personas basadas en la confianza y el apoyo mutuo, que a la vez sirven para satisfacer necesidades y deseos.
• Nos ayudan a darnos cuenta de lo que sabemos y podemos hacer, que en general son más cosas de las que pensábamos. Para muchos son una oportunidad para sentirse miembros útiles de una comunidad. Todo esto mejora nuestra autoestima y nos hace sentir creativos y participativos.
• Disponemos de una oferta de bienes y servicios a la carta
• El valor del trabajo o de los bienes se determina dentro del colectivo que intercambia, no viene dado por un sistema económico global y fuera de nuestro control.
• La red potencia la economía local y la proximidad
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