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Evitemos los productos de usar y tirar

¿Sabías que existen baberos, toallas o paños limpiacristales de usar y tirar? Cada día aparecen más y más productos que, aparentemente, nos hacen la vida más fácil: no nos tenemos que ocupar de mantenerlos... sólo de comprarlos una y otra vez. ¿La idea de un móvil de un solo uso te parece muy disparatada? Hace no tantos años se veían igual de disparatados los cubiertos de usar y tirar...
La producción y el consumo de estos productos conlleva un derroche de materias primas, una carrera hacia abajo en precio y por tanto en calidad y en costes de producción, una gestión de residuos cada vez más difícil y cara, y una intensificación del consumismo que tanta insatisfacción nos aporta.
¿Cómo ha llegado a tener tanta aceptación una idea tan insostenible? Esencialmente porque es una gran ayuda para el “necesario” crecimiento económico, tal como mostramos en la sección Trampas (p. 28). Desde aquí lanzamos una idea de mundo al revés: convertir en obsoleto el actual modelo de crecimiento económico será una gran ayuda para la necesaria sostenibilidad y la ansiada justicia social.

¿QUÉ ES PREFERIBLE?

Pensando en ti

  • Precio Se pagará menos por un producto preparado para ser usado una sola vez; sin embargo, un objeto de calidad es una inversión que será recuperada en muy poco tiempo. Por ejemplo, una copa menstrual, que puede durar toda la vida, cuesta lo que una mujer gasta en compresas o tampones desechables en medio año.
  • Comodidad y tiempo ¿Qué es más cómodo y rápido: ir a la tienda, comprar pañuelos de papel e ir tirándolos a la basura, o lavar un pañuelo de tela, tenderlo y doblarlo? Es subjetivo, depende de a qué estés acostumbrado, de cuál de las dos opciones te apetezca más tomar...
  • Calidad Un solo uso implica bajo precio y éste implica en general menor calidad. Valoremos la satisfacción de usar productos de calidad, no es lo mismo tomar café en vaso de plástico que en taza de cerámica.
  • Higiene Se va haciendo patente una preocupación por la higiene excesiva, seguramente interesada. Quizás justifica que sean de un solo uso ciertos (sólo ciertos) utensilios médicos, pero no ocurre lo mismo con baberos, pañales, vasos o cubiertos.

Pensando en todos
Un argumento recurrente a favor de productos de un uso es que producirlos y transportarlos puede ser más sostenible que mantener la versión reutilizable.
¿Se gasta menos agua y energía fabricando servilletas de papel que lavando las de tela? Depende de cómo las uses y las laves, de cuánto te duren...
Los requerimientos de materiales, transporte y tratamiento de residuos son infinitamente menores (una servilleta de tela te puede durar mínimo 15 años, en este tiempo habrías usado unas 10.000 de papel). Además, los objetos de usar y tirar suelen ser de plástico (ya que es la opción más barata), que es el material que más cuesta recuperar.
Los objetos de un solo uso tienen que ser baratos, lo que obliga a poner el ahorro en costes de producción por delante de otros factores quizás más importantes para el interés general.

MIL Y UN USOS

  • Pañuelos, trapos, servilletas y filtros de café de tela en vez de los de papel. Pruébalos antes de juzgar cuál es más cómodo, y calcula cuántos de papel puedes ahorrar.
  • Aparatos recargables (pilas, encendedor, batería...) y con recambios (bolígrafo, maquinilla de afeitar...): apenas se nota la diferencia en el uso, es cuestión de costumbre.
  • Envases que valen para más de un viaje: lleva tu carrito, cesta o bolsa de tela y botes y compra a granel (en los mercados es habitual encontrar frutos secos, legumbres cocidas, granos, hierbas aromáticas, atún, comida preparada...).

Los que parecen inevitables

  • Las compresas o tampones: puedes usar una copa o una esponja menstrual.
  • El vasito del café: puedes acudir a la máquina con tu taza.
  • El CD: puede ser regrabable o, para algunos usos, puedes usar memoria externa.
  • El papel de aluminio: puedes poner el bocadillo que te llevas al trabajo, el desayuno de los críos… en una fiambrera.
  • La botella de agua al pasar un día fuera: llévate una cantimplora.
  • El tetrabrik del zumo para el cole: tomar fruta en casa, beber agua de la fuente...


Cuidado al cuidarlos

  • Proteger para no estropear o ensuciar: fundas, dispositivo antigoteo en las botellas de vino...
  • Lavar con el mínimo de agua y calor (lavadoras eficientes, reguladores de caudal, recoger al agua sobrante del fregadero...) y, si hace falta detergente, que sea poco (poner en remojo ayuda con algunas manchas) y ecológico (ver Opcions n. 2, 17 –sección central e Ideas– y 21).

NO SÓLO UN USO

Si, tras valorar las posibilidades y circunstancias, optamos por productos de un solo uso:

  • Puesto que se van a convertir pronto en residuos, que sean de los materiales más rápidamente biodegradables o más fácilmente reciclables; evita al máximo los plásticos y los que estén hechos de varios materiales que no se pueden separar.
  • Alarga su vida: comparte un periódico o revista; usa tu servilleta de papel varias comidas hasta que esté realmente sucia, llévate también las de papel grueso que te ponen en bares y restaurantes que apenas hayas usado; en una fiesta, pon el nombre en tu vaso para no perderlo de vista; usa las dos caras del papel; reutiliza bolsas de la compra para volver a comprar o para la basura; guarda el papel de charcutería o de aluminio para usos posteriores; guarda el papel de envolver para regalos futuros; etc...
  • Además, reflexiona sobre cómo ir cambiando las circunstancias que hacen que la versión reutilizable sea menos práctica o te apetezca menos.

¿ES MUY DIFÍCIL?

  • A la larga los productos de un solo uso salen mucho más caros.
  • Cuando los nuevos hábitos se hayan convertido en... eso, hábitos, dejarán de representarnos un esfuerzo.
  • Dedicaremos más tiempo y atención al mantenimiento de los objetos, y menos a comprarlos y tirarlos.

¿QUÉ GANAMOS?

  • Espacio en el basurero.
  • Invertimos tiempo en cuidar nuestras cosas y nos duran.
  • El placer de usar objetos de más calidad, la satisfacción de valorarlos por su utilidad.
  • Generamos menos residuos, ahorramos materias primas y energía, no aceleramos la carrera hacia abajo de precios y condiciones laborales.
  • Dejamos de asociar "tener una necesidad" con "ir a comprar algo", nos acostumbramos a usar recursos que ya tenemos.

Podéis encontrar este artículo publicado en el número 24 de Opcions.

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