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Excitación, misterio, pecado, voluntad... sensaciones que alimentan la relación de amor-odio que mantenemos con el azúcar. Y es que en el edulcorado mundo actual el azúcar camina por la afilada línea entre el pecado y el placer, el goce y la culpa.

En esta guía veremos que es probable que comamos más azúcar del que creemos, y también que en nuestras tierras es habitual que el azúcar sea de remolacha cultivada no demasiado lejos.

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La función principal del azúcar es endulzar. En culturas muy diversas el gusto dulce se asocia con la confianza y el placer (y el amargo con rechazo y castigo), no en vano ingerir azúcar afecta al estado de ánimo: interviene, por ejemplo, en la secreción de serotonina, un neurotransmisor vinculado al placer y los biorritmos; no es de extrañar, pues, que tengamos antojo de alimentos dulces cuando nos sentimos tristes. Ahora bien, hay otras fuentes de dulzura, algunas no demasiado aconsejables. Conozcamos las distintas fuentes de dulzura.

Nutricionalmente, el azúcar tiene sobre todo calorías, es decir, energía. Las moléculas del azúcar están formadas solo por dos sacáridos (azúcares simples). De ahí que se digieran más deprisa que las de otros hidratos de carbono, como los cereales, que contienen cadenas más largas de sacáridos. Por eso su energía tarda menos en llegar a las células, y por eso al hacer un esfuerzo físico intenso y breve nos recupera antes el azúcar (o fruta, o zumos, o chocolate...) que comer un bocadillo o un plato de pasta. El azúcar moreno tiene cierta cantidad de otros nutrientes. Conozcamos las diferencies nutritivas que hay entre el azúcar blanco y el moreno.
El azúcar de mesa representa solo una cuarta parte de la cantidad de azúcar que ingerimos; hay azúcar en muchos otros alimentos. Conozcamos por qué vías podemos tomar azúcar.
Tenemos la idea de que el azúcar engorda, pero en realidad lo que nos engorda es comer más calorías de las que quemamos (las que no hemos usado se almacenan en forma de grasa). Una acumulación excesiva de calorías puede desembocar en varias enfermedades. Para evitar que el azúcar nos sea perjudicial debemos buscar un equilibrio entre "el azúcar que entra y el que sale".

Hay dos grandes tipos de azúcar: blanco y moreno; de hecho, dentro de esta tipificación se pueden distinguir más variedades. Sepamos qué es cada tipo de azúcar.

Otro parámetro que tipifica los azúcares es de qué planta se han obtenido. El azúcar puede provenir de la remolacha azucarera o de la caña de azúcar, que se cultiva en zonas tropicales. En el área mediterránea se cultiva mucha remolacha (sobre todo en Francia, Turquía, Egipto e Italia), pero poca caña de azúcar (solo se cultiva en Egipto y Marruecos, y testimonialmente en España). Son dos cultivos con características bien diferenciadas. Tengamos claro qué criterios de consumo consciente nos importan más de cara a escoger un origen u otro.

Última actualización: octubre 2010